EL CENACHERO

Legendaria figura del vendedor de pescado que desde hace muchísimo tiempo quedó convertido por muy diversas razones en símbolo de nuestra querida ciudad.

Este malagueñísimo vendedor, adquirió indiscutiblemente personalidad por su peculiar vestimenta, su garbo en el andar, rítmico como de carrerillas, su figura tan marinera llena de plasticidad y su pregón sin par. El cenachero era así llamado porque de sus codos colgaban sendos cenachos hechos con pleita de esparto y que quedaban pendientes, faltándoles para llegar al suelo como dos palmos; su andar requería estudiada manera de hacerlo, imprimiéndole cierto contoneo para que los cenachos se balancearan con ajustada sincronía y no le estorbasen al caminar. Su mercancía era el pescado sacado del mar, varias especies de peces criados en nuestro bello litoral y que eran muy apetecidos por su sabroso y exquisito sabor, entre otros los exquisitos boquerones y chanquetes.

A sabiendas de cómo era esperada su llegada con su rica y tentadora mercancía por las presuntas compradoras y se anunciaba al tiempo que caminaba airoso cantando sus pregones:

“ ¡chanquetes apuraos! ¡sardinas pasala!”, queriendo decir sardinas para asarlas.

La indumentaria de esos vendedores era muy particular y sugestiva, vestían camisa blanca, sin abotonar, dejando al descubierto el pecho velludo y tostado por el sol, las mangas remangadas hasta el codo, chaleco y pantalón en color oscuro de lana o patén, el chaleco casi siempre desabrochado, el pantalón con los perniles subidos y arrollados a la mitad de la pantorrilla descubriendo su musculatura y los pies descalzas, endurecidos del caminar por el duro suelo; aunque no todos iban descalzos pues los había que calzaban marineras alpargatas de cáñamo y cintas; ciñendo el pantalón a la cintura llevaban liadas con varias vueltas la clásica faja de lana de color azul, negra o encarnada, según el gusto de cada cual y entre las vueltas y pliegues de la faja un bolsillo donde guardaban el importe de la venta. Completaban tan garbosa y arrogante figura cubriendo su cabeza con negro sombrero redondo, dando con ello cierta majestad al conjunto de su típico atuendo.

LOS CINES DE VERANO


Los cines de verano malagueños están muy vinculados en su esencia y estructura a los orígenes del cinematógrafo en nuestra ciudad. Debido al buen tiempo imperante podían instalarse desde mayo hasta incluso octubre.

Desde sus comienzos, las primitivas salas eran simples barracas al aire libre. Al principio, normalmente las instalaban empresarios extranjeros, quienes iban como feriantes por toda España.

Las características principales de estos cines de verano eran que sólo programaban filmes de reestreno, en programas dobles, y que utilizaban sus salesa para verbenas y fiestas flamencas.

Su estructura originaria y primitiva perduraría en los cines de verano posteriores. Enumeraré aunque sólo se a de pasada una serie de cines que existieron entre los años 1913-1917, que desaparecieron y del los cuales apenas quedaron constancia , pues ni siquiera son mencionados en las guías de la ciudad de aquellos años. Eran cines de verano, de vida efímera. Sólo a través de los documentos se puede demostrar sus existencia: instancias y peticiones al Ayuntamiento.

Estas salas fueron las siguientes:

- Gran Cine, situado en el Llano de Doña Trinidad

- Cinematógrafo Moderno, (no el cine Moderno) en calle Mármoles

- Cine Pinillos, en la calle Málaga de Pedregalejo

- Cine Alfonso XIII, también en la calle Málaga de Pedregalejo

- Desde 1920, en los balnearios La Estrella, Apolo y Los Baños del Carmen e incluso en la plaza de toros también programaban películas entre sus muchas actividades lúdicas.

- Cine-Teatro en el Parque

- Gran Cinema Iris, con su particular fachada. Instalado en los terrenos del puerto.

- Los cines del Pasillo de Santo Domingo.

- El Cine Parque de la Merced, donde se encuentra el actual mercado.

- Café–Cine del Parque, instalado donde se encuentra actualmente el Banco de España.

- Real Cinema, situado en Cristo de la Epidemia

- Cine Español, en Miraflores del Palo

- Cine Olimpia, en Ciudad Jardín.

- Cine Capuchinos, en el mismo barrio

- Cine las Delicias, en la calle Marqués de Valdecañas.

El paso de los años y el aumento de población hizo que los nuevos cines de verano eligieran los barrios para su explotación comercial. Comenzaron a inaugurarse a mediados de los cincuenta, y algunos de ellos llegaron hasta la década de los noventa. Algunos de ellos: Acacias, Terraza Alameda, Los Álamos, Carmen Cinema, Cayri Cinema, Cinema Eliseos, Cinema Las Flores, Florida, Cine La Fuente más tarde Altamira, Los Galanes, Ideal, Jardín Cinema, Cine Teatro Huelin, Marina, Martín Cinema, Maype Cinema, Mediterráneo, Las Palmeras, Perchel Cinema, Los Pinos, Portada Alta Cinema, Real Cinema, Rocío, Cinema Los Rosales, Terraza Royal, Solymar, Cinema Suárez, Terraza Tívoli, Trinidad Cinema, Universal Cinema.

Actualmente sólo quedan cines de verano en algunos pueblos, principalmente de la costa.

¡Quien no recuerda alguno de estos cines!