SALVADOR GONZALEZ ANAYA (1879-1955). " EL CANTOR DE ANDALUCÍA"

Salvador González Anaya nace en Málaga el 20 de agosto de 1879, en una casa -el número 13- de la calle Nuño Gómez, frontera a la que vino al mundo otro famoso malagueño, Cánovas del Castillo. Ya desde niño sintió definida inquietud literaria que le hizo destacar entre los alumnos del viejo colegio de los jesuitas donde cursó estudios. En una ocasión el Padre Coloma ya anciano vaticinó con indiscutible acierto: “Este niño llegará a ser un famoso escritor…” Sus primeros versos se publicaron en Las Noticias. Su primer libro de versos titulados Cantos sin eco lo publicó cuando tenía veinte años y al año siguiente, en 1900, salió a la luz el segundo, Medallones que tuvo un extraordinario éxito de crítica. En aquella primera época, además de versos escribió diversos artículos periodísticos. Su primera novela Rebelión la publica en 1905 y es recibida con numerosos elogios, particularmente un artículo muy favorable de Unamuno. Después de diez años de silencio publica La sangre de Abel (1915), pero es sobre todo a partir de 1921 en adelante cuando escribe la mayoría de sus novelas. Entre los títulos de la producción novelística de González Anaya destacan: El castillo de irás y no volverás, Brujas de la ilusión, Nido de cigüeñas, La oración de la tarde, Nido real de gavilanes, Los naranjos de la Mezquita, Luna de plata, Luna de sangre, El camino invisible y La jarra de azucenas.


En 1916 fue elegido Alcalde de Málaga, cargo que ocupó con aciertos que le llevaron nuevamente a presidir la corporación en los años 1918 y 1935. En 1923 fundó el Montepío de Periodistas siendo Presidente de la Asociación de la Prensa. Este Montepío, era único entonces en España. En 1914 es nombrado académico de número de la Real de Bellas Artes de San Telmo y en 1930 le es concedida la presidencia de esta noble institución y que ocupó hasta la muerte. También lo fue entonces del Patronato del Museo Provincial, creado en 1917 durante su primera época de alcalde. Presidió en Madrid el primer Congreso Nacional de las Artes del Libro y fundó, dirigiéndola durante muchos años la Unión Gremial de Industrias Gráficas de Málaga y la Federación Andaluza de Artes Gráficas.


En 1933 y para cubrir la vacante que originó el fallecimiento del gran poeta Salvador Rueda, fue nombrado Académico Correspondiente por Andalucía de la Real de la Lengua, cargo éste que posteriormente vino a ocupar otro gran poeta malagueño: Alfonso Canales. Pero antes, en 1928 se le nombró también Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El Ayuntamiento de Málaga le galardonó con el Título de Hijo Preclaro y después con el de Hijo Predilecto. En el año 1948, cubrió la vacante que en la Real Academia Española había dejado don Jacinto Benavente. Salvador González Anaya murió el 30 de enero de 1955, tras larga enfermedad, en un sanatorio de la Caleta. Con el murió, no solo el más insigne novelista malagueño, sino también toda una época, toda una generación literaria.


Sus novelas son muy bien acogidas por la crítica que le considera muy pronto “cantor de Andalucía” y lo califica como novelista andaluz. González Anaya sitúa todas sus novelas en Andalucía y trata de descubrir las ciudades andaluzas. El discurso que el escritor pronuncia a su entrada de la Real Academia es igualmente revelador. El tema que elige trata en efecto de los escritores costumbristas de Málaga de los que hace un sentido elogio.


Las novelas de González Anaya están inspiradas por una ideología liberal y obran a favor de la emancipación de la mujer y, en general, de la liberación del individuo. El parentesco étnico de los andaluces con los árabes es puesto de manifiesto por el escritor malagueño en múltiples ocasiones. La heroína de La oración de la tarde, considera la Reconquista como un acto bárbaro e injusto y hasta niega la victoria de los cristianos. El “cantor de Andalucía” pone en boca de su heroína una reivindicación nacionalista: “Árabes somos de por vida”.
 Las novelas de González Anaya no sólo tienen el mérito de dar del Sur de España una imagen verdadera, opuesta a la Andalucía de pandereta, sino que expresan además una conciencia aguda de la identidad andaluza. El escritor malagueño subraya lo que diferencia a Andalucía de las otras regiones españolas, reivindica la herencia arábigo-andaluza y se esfuerza en demostrar que la versión oficial de la historia de Andalucía -especialmente en lo que concierne a la Reconquista- ha sido tergiversada.

 FRANCISCO ARIAS SOLIS
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