ANTIGUA CASA DE EL GUARDIA

La casa de Guardia es famosa en Málaga por obra y gracia de la voz popular. Sin ser exportadora de sus exquisitos caldos, traspasó los límites locales saltando de puerto en puerto, llegando a muchas ciudades extranjeras.
Sun fundación se remonta a la iniciativa de don José de la Guardia, de cuyo apellido tomó su nombre, mantenido gallardamente hasta la fecha. Dicha fundación, como la de todas las cosas grandes y perdurables, fue bien dispuesta y cimentada ya que, en la Exposición que la Sociedad Económica de Amigos del País organizó en 1862, con motivo de la visita a nuestra ciudad de la familia real, se destacaron ya en primera fila "los vinos de Guardia", perfectamente presentados. Premiose a la casa por la crianza de sus caldos con medalla de plata de primera clase y, desde entonces ostentó el título de proveedora de S.M. doña Isabel II, la Reina popular españolísima.
Y no sólo criaba vinos la Casa de Guardia, sino que , desde un principio fue también fábrica de aguardientes y licores, mereciendo en este aspecto un emocionado recuerdo la verdadera finura, exquisitez, fuerza evocadora y hasta belleza literaria con que supo designar y distinguir la rica variedad de sus licores. Díganlo si no los títulos de "Agua de Plata", "Agua de Oro", "Agua del Paraiso", "Aceite de Venus", "Perfecto Amor", y "Placer de las Damas" que se leían en las etiquetas de sus embotellados y que constituían la nomenclatura de los apreciados productos "superfinos" de sus destilarías.
Además de los nombres tradicionales de los caldos malagueños de todos conocidos, existían también algunas denominaciones especiales de la Casa, como la de "Blanco Dulce Mercantil" y "Trasañejo de color, dulce número uno" cuya razón nomimal se ignora, si bien respecto al primero cabe suponer que sería algo especial para facilitar, suavizar y endulzar las transacciones y conversaciones de negocios.
La Casa de Guardia no era solamente sitio de reunión popular, pues también, disfrutaba del favor del público mesocrático que se surtía de vino para la mesa. Su renovada clientela cuenta con trabajadores, gente del próximo mercado, recoberos, tratantes, "catetos", vendedores y demás personal que por aquellos sitios pululaban ordinariamente, aparte de los marinos, tanto nacionales como extranjeros que venían a surtirse de vino de la "Casa de Guardia" o de coñác, aguardiente, ron o ginebra. Los marinos extranjeros llevaban preferentemente los caldos de la tierra, y las damajuanas de "Lágrima", "Moscatel", "Pedro Ximen" y demás vinos secos y dulces de Málaga se miraban transportadas a los barcos de las más distintas y lejanas naciones, siendo esto la causa de que, sin dedicarse La Casa de Guardia a la exportación, fueran tan conocidos a aún populares los productos de sus bodegas en el extranjero, sobre todo en las ciudades marítimas.
Localizadas las bodedas en un principio entre la calle Ollerías y la desaparecida de Dos Hermanas hasta la Cruz del Molinillo, plaza de Guardia, pasarían éstas hacia la calle de Atarazanas, instalándose éstas en la casa que a su entrada por Puerta del Mar ocupó "La Unión Mercantil" y que fue incendiada por las Turbas. Este lugar marcó el cenit de la popularidad del establecimiento. El tiempo, que todo lo transforma, hizo desaparecer el popular despacho de Atarazanas, trasladándose posteriormente la Casa al lugar que hoy ocupa, esquina de la Alameda con Puerta del Mar. En él se sigue manteniendo su excelente tradición bodegueril y la preferencia del público consumidor de vinos malagueños.
Ya sabes, hay que ir a pobrar algunos de sus caldos.