CENOTAFIO DEL GENERAL TORRIJOS

La actual Plaza de La Merced fue el lugar elegido para ubicar el monumento civil urbano más importante de los acontecimientos socio-culturales de la Málaga decimonónica y definidor de las ansias liberales de la ciudad: El cenotafio erigido a la memoria del General Torrijos y sus 48 compañeros fusilados el 11 de diciembre de 1831 en las playas de San Andrés.
Diseñado por el arquitecto municipal Rafael Mitjana, se compone de cripta, donde descansan sus restos, y de un elegante pedestal de base cuadrada y buenas proporciones, que termina por una pirámide de gran elevación, en la que están dedicadas una corona de bronce, en forma de laurel, a cada una de las cuarenta y nueve victimas de tan triste suceso.Terminando el monumento con otra corona colocada en el vértice de la pirámide.
Aunque, desde la muerte de Fernando VII existió la idea de levantar un monumento en el mismo lugar de los hechos, no fue hasta 1842 cuando se propuso ubicarse en esta "Plaza de Riego" (actual de La Merced), evocando los antecedentes liberales del nombre del lugar y su excelente localización, si bien, se utilizó simbólicamente la arena de aquellas playas entre los materiales constructivos. Fue consteado por suscripción popular y diversas rifas, colocándose en abril la primera piedra junto a la que se enterraron otros objetos simbólicos.
El monumento, - para el que en un principio se pensó reutilizar una espléndida columna que formaba el Triunfo de la Inmaculada en Antequera -, con su bóveda subterránea, el clasicismo de las formas, el obelisco con toda su carga simbólica referente a la inmortalidad, las coronas de laurel, puede estar inspirado en obras francesas de finales del siglo XVIII.
Este Cenotafio está formado por tres basamentos de piedras superpuestos:
* El central, recogido por cuatro mensulones en bronce, soporta las planchas con la dedicación del pueblo de Málaga.
* El pedestal superior, más esbelto, muestra las que ostentaban los nombres de los caídos por la libertad.
* Sobre ellos descansa el obelisco, estilizada forma piramidal despiezada en secciones que modulan su longitud para disponer coronas de laurel entrelazadas, siendo este motivo el que corona el vértice, en detrimento de la escultura de la Fama y los trofeos militares que fueron proyectados inicialmente.
Terminadas las obras, se trasladaron los cuerpos de los 49 fusilados desde el Cementerio de San Miguel, introduciéndose éstos en la bóveda subterránea tras los actos cívicos-religiosos que dieron por inaugurado el monumento el 11 de diciembre de 1842.